Más allá del jarrón: Plantas de interior fáciles de cuidar para principiantes.
En el mundo de la floristería, a menudo nos enfocamos en las flores de corte, pero ¿qué hay de las plantas que nos acompañan día a día en nuestros hogares? Las plantas de interior no son solo un elemento decorativo; son pequeños ecosistemas vivos que purifican el aire, nos conectan con la naturaleza y, con el tiempo, se convierten en parte de nuestra familia.
Si eres principiante y te sientes intimidado por los cuidados, no te preocupes. Hay muchas especies que son increíblemente nobles y te perdonarán algún que otro olvido. Un gran ejemplo es el lazo de amor (Chlorophytum comosum), una planta muy popular por su resistencia y porque sus "hijuelos" parecen bailar en el aire. También la sansevieria (Dracaena trifasciata), conocida como “lengua de suegra”, es casi indestructible y se adapta a cualquier condición de luz. Y si buscas una planta que cuelgue y añada una cascada de verdor, la pothos (Epipremnum aureum) es tu mejor amiga.
El secreto para cuidar estas plantas no es complicado:
Riego: Antes de regar, siempre revisa la tierra. Con tu dedo o un palito de madera, siente el sustrato a unos dos centímetros de profundidad. Si está seco, es momento de regar tu planta. Recuerda que casi todas las plantas se recuperan mejor de la falta de agua que de un exceso.
Luz: Colócalas en un lugar donde reciban luz indirecta. La luz directa puede quemar sus hojas y afectar su crecimiento.
Tierra: Asegúrate de que la maceta tenga un buen drenaje para evitar que las raíces se pudran.
Como el célebre arquitecto Luis Barragán, quien usaba los espacios verdes para crear atmósferas de serenidad, tú también puedes diseñar tu propio refugio natural. Las plantas de interior son un lienzo en el que puedes pintar tu conexión con la vida, con paciencia y amor.